
Debido a las condiciones extremas del clima, en la Antártida existe poca vegetación, y de formas muy simples, como algas, musgos (como el Saniania uncinata) , y líquenes (como el Xantonia elegans), sin embargo la zona costera septentrional de la Península Antártica y las Antillas del Sur poseen dos plantas autóctonas basculares y fanerógamas: el clavel antártico (Colobanthus quitensis) y el pasto antártico (Deschampsia antarctica); ambas plantas crecen formando tundras y (en las zonas más septentrionales de las islas) pequeños colchones de tussoks; la Deschampia antarctica se destaca por su resistencia a las radiaciones ultravioletas y, por los compuestos que sintetiza se estudia su uso terapéutico para cánceres de piel.Aparte de la flora vegetal, que prospera principalmente en las islas y en las costas de la Península Antártica, también se pueden encontrar en la misma zona antártica especies del filo hongo (Deschapmsia, Cephalosporium balanoides, Acrostalagnus etc.).
La Antártida tiene una característica muy especial: las flores de hielo. Estas se forman sobre capas de hielo marino, a partir de vapores de agua que se escapan de las fisuras y huecos en la capa de hielo superficial. Al entrar en contacto con el aire frío estos vapores se congelan, y la sal en la superficie comienza a cristalizar, sirviendo de núcleo para que comience a formarse la flor.
La Antártida tiene una característica muy especial: las flores de hielo. Estas se forman sobre capas de hielo marino, a partir de vapores de agua que se escapan de las fisuras y huecos en la capa de hielo superficial. Al entrar en contacto con el aire frío estos vapores se congelan, y la sal en la superficie comienza a cristalizar, sirviendo de núcleo para que comience a formarse la flor.
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